GRACIAS, QUERIDO CONVECINO

Querido convecino:
Espero que éstos, como dije esta mañana, sean los últimos minutos de tempestad.

La calma comienza a asomarse a lo lejos: ya se aspira su frescura, suavidad y limpieza.

Han sido, para nosotros, los socialistas, semanas duras a las que nos hemos tenido que enfrentar, días en que los turbios sucesos provocados por nuestros desgobernantes pesaban demasiado. Algunos nos hemos sentido desamparados, como si estuviéramos en medio de una noche de claustrofobia y vida subterránea. Al principio los aceptamos como inevitables, los enfrentamos con valentía, no los esquivamos, pero, con el paso del tiempo, nuestros contrincantes impusieron su estrategia de confrontación, porque no saben hacer otra cosa, nos distrajeron de nuestro objetivo principal, la POLITICA, y sus modos se instalaron y expandieron, no entre nosotros, sino entre ellos, que cada vez más nos usaban como señuelo para su incapacidad.

Pero la realidad es que los socialistas nunca nos acostumbraremos a esa negrura. Ese referente cierto de AIS-CC para relacionarse con los demás no nos vale a nosotros. Esas profundidades, que no son amigables, cómodas... nos hace huir de ellas como de la peste.

Querido convecino: cuando me reencontré contigo, estaba incómoda con la situación, tal y como tú detectaste, casi desesperada por salir de ahí. Aquella noche de charla fue una pequeña muestra de que, entre todos, podemos hacer de la convivencia un arte magnífico y pacífico para el bien de nuestro pueblo. Y así, de pronto, con tu aportación, se hizo la luz, tan prometedora como intimidante, porque me desvelaste que había pasado un buen tramo de mi andadura, que les debo a todos y a todas, sin darme cuenta, detrás del señuelo que ponía CC-AIS para ocultar sus propios escándalos con otros, sumida en la penumbra que tanto gusta a AIS, es decir, experimentando en carne propia las acciones de estos desgobernantes que, para satisfacer sus insaciables intereses, pasan por encima de sus semejantes sin pararse a pensar en cuál es el daño y cuántas víctimas hacen.

Pasé de empeñarme, casi de manera ciega, en luchar por la placidez vecinal, que podría reconectar a nuestro pueblo con el lado amable del vivir, a transferir a este blog toda la frustración que produce la impotencia de observar como los peores desgobiernan a los mejores, blog cuyo propósito declarado en sus comienzos era convertir la política en algo noble y limpio, distinto y distante de lo que nuestros desgobernantes han hecho. Durante un lapso de tiempo me dejé llevar por completo por el gusto por el abismo, lo que no es ni mucho menos, mi objetivo ni mi “modus operandi” (y que me perdonen por el latinajo todos los de AIS-CC, menos el sr. Secretario que fue, en un principio, el único que me entendió cuando decía “in voce” en los plenos).

Y en medio de esa confusión, pasé de la gratitud al reclamo, de la confianza en mí misma a nuevas formas de expresarme, de la empatía a la incomprensión. Supongo que ese coctel de emociones dictó mi comportamiento de estos últimos días: temí, dudé, me dejé ir, me desesperé, me desperté, me encontré en medio de la nada, volví a temer, me enfurecí y reaccioné.Una vez afuera de la miseria a la que han pretendido arrastrarme, aún me seco las lágrimas y trato de compensar el dolorcillo con distintos distractores. Pero anoche, hablé contigo y contemplé la escena desde otra óptica.

No me gustó nada de lo que vi. No me gustó, en absoluto, cómo me vi. No porque el ambiente que ha creado CC-AIS en el pueblo sea decadente, que lo es, ni mucho menos. Fue sólo que mi presencia dentro de ese lodazal en el que se mueve CC-AIS y al que pretenden arrastrarnos al resto, me pareció forzada, inauténtica, ¡absurda! Been there, done that: no quise repetirlo.

Y, en un abrir y cerrar de ojos, dejé a medias la lucha emprendida, y he vuelto a mis orígenes pacíficos que siempre han ennoblecido la lucha socialista. No necesito de sucedáneos para enfrentarme a estos gobernantes. Por el contrario, eso significaría una cadena de evasiones que me apartaría de la fructífera búsqueda del gran logro final.

Fue un insight tan gratificante el que me aportaste, querido vecino, que justificó romper una de mis promesas: "para atrás ni para coger impulso". Deslumbrada por la magnitud de tu petición, fue lo primero que hice y, al contrario a cómo había sido otras veces, no me supo mal: pese a todo, sentí, entendí y atesoré la pervivencia del mensaje primero, el de nuestra campaña, que me demandaste. Por ti he vuelto, vecino, a enfilar hacia mi cauce propio. Me hiciste reconocer que me impacienté, que me dejé llevar por la vehemencia y por el enfado producido por las malas formas, por la malcriadez, por la mala educación de unos políticos que no merecen ser considerados como tales. Seguro que tienes razón cuando me pides que vuelva a los senderos primeros, en el que los socialistas marcamos la enorme diferencia entre nuestra política y la de la AIS-CC. Tengo que reconocer que la conversación contigo me dió valor y voluntad para desandar el camino que estos mensajeros de la desunión y de la acritud nos estaban marcando: tal y como se requiere en este momento donde lo que necesita este pueblo es amor y comprensión, unión y buena armonía.Vuelvo a mis orígenes, a la época en que ponía en primer lugar, y pese a las agresiones y las provocaciones, los buenos deseos, desde las órdenes del buen juicio, del aplomo, del deber-ser, que caracteriza a la gente buena de este pueblo. Y aunque estoy diciéndolo de manera desarticulada, aunque sé que no lo leerás, porque tú no conoces de estos artilugios de blogs ni de Internet, y pese al dolor y a los sollozos de sentirme agredida en nombre de mi pueblo y de sentir en carne propia las agresiones que tanta buena gente ha sentido, lo que aún me produce una íntima convulsión, la consiguiente calma que me ha producido tu charla es inminente y el anhelo de paz, verdadero.Con mi eterno agradecimiento por tu consejo,