NI SIQUIERA RESPETAN LAS PROCESIONES

Es la tercera vez que me ocurre. A la presunta indicación del alcalde, unas mujeres (me resisto a darles algún tipo de tratamiento de respeto) se situaron en el lugar que corresponde a las autoridades, haciendo una barrera para impedirme estar en mi sitio. Cuando me recoloqué, me empujaron intentando hacerme salir de la fila y sacarme de mi sitio en la procesión. A la vez, el alcalde se paraba bruscamente, presuntamente para hacerme chocar con él, mientras cruzaba risitas y miradas de inteligencia con Marquitos y algún otro concejal. La agresión fue tal que algunos músicos, que iban inmediatamente detrás, y que lo veían todo, se acercaron a mí tras finalizar la procesión, para ofrecerme Trombocid. Qué vergüenza y qué pena el espectáculo de un grupo de gobierno (cada vez más de desgobierno) profanando lo sagrado, lo que para todos nuestros convecinos es algo grande. Ya sabemos de su afán de utilizar la iglesia y los santos. Pero hasta eso se podría hacer con algo de respeto. Yo pensé que ya lo había visto todo en este pueblo, pero aún no he llegado, al parecer, al límite de mi asombro. Lo único que quisiera decirle a la concejal responsable de protocolo, Calu, que no habrá próxima vez, porque si la hay, tomaré las medidas oportunas. De ésta ya tenemos fotos y vamos a tomar medidas inmediatamente.