EL QUE A HIERRO MATA...

... no puede morir a sombrerazos. Este es un refrán atinadísimo que decía mi padre, que era un sabio. Viene a decir algo así como que arrieritos somos, y en el camino andamos, o que las piedras rodando se encuentran. Los socialistas hemos soportado agresiones sin límite, que parecían que quedaban impunes. Esta portavoz, concretamente, soporta que día tras día se pague con sus impuestos a personas o medios para que la insulten. Porque argumentos políticos si que no tienen, educación, menos, pero en insultos, son doctores honoris causa. Pero el ojo de Dios no duerme. Cuando más felices se las prometía AIS-CC, denunciando a nuestro Secretario General y a nuestro Presidente (no se puede ser más perverso, denunciando por agresión a quien ese día velaba a su hijo), se les complica la cosa. Más bien las complican ellos mismos. A ver si ahora los socialistas vamos a tener también la culpa, como pasó con la mentira de la contribución, de que algunas personas del grupo de gobierno abusen de su poder municipal y avergüencen a sus correligionarios. Porque el pueblo sano, la gente normal de este municipio, hace tiempo que dejó de avergonzarse por sus fechorías, porque no se sienten representados por gente de esa ralea. Por si fuera poco, en este momento en que hemos silenciado el gran escándalo que circula por el pueblo de punta a punta, escandalizando a las personas de buena fe que han confiado en ellos, no sólo no nos respetan como nosotros hemos hecho con ellos, sino que se atreven a volver, una vez más, a insultarnos, cuando debían sentirse insultados por ellos mismos, que no han sabido representar con dignidad este municipio, que no se merecen. No sólo insultan, sino que lo hacen cobardemente escondidos tras un anónimo. Cobardes, que son incapaces de dar la cara, y que sólo desde la ignominia del anonimato son capaces a enfrentarse a los socialistas en general y a mí en particular. Qué pena de pueblo. No me canso de repetir que, si en algún momento este pueblo cometió un pecado, ya lo pagó. Con creces. Ahora, y en adelante, espero ver cada día más pagar su miseria y su ruindad a los que tanto daño han causado. Por malos, malucos y por cobardes y por indignos de llevar el sagrado nombre de rambleros. Mándense a mudar, que este pueblo no se merece gente de tal calaña.