viernes, 29 de febrero de 2008

GOYO

Goyo. Goyito. Un hombre bueno, donde los haya. En el buen sentido de la palabra bueno, que dijo el poeta. El mismo que dijo lo de golpe a golpe, que es como va tratándonos el destino a los socialistas rambleros. Seguramente para hacernos más fuertes, pero se rebela una. Me rebelo porque en mes y medio, primero se nos fue Tony, golpeando cruelmente a su familia y a Viti, su padre, nuestro presidente, y también a toda la familia socialista. Y un mes y medio después, Goyo. El insustituible Goyito, cuyo talante era unir, aglutinar, pacificar, ayudar, estar siempre y en todo momento presente y siendo solidario. Con todos. No fue casualidad la gran muchedumbre que lo acompañó el lunes y el martes, en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de la Ilustre Villa de San Juan de la Rambla, por la que tanto luchó y sufrió.
Ya lo dijo el poeta (otro poeta, también de la gran familia de la izquierda, desbordando tanta sensibilidad que al final el corazón se rompe):

Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma tan temprano.

Tan temprano, Goyo, y dejándonos a todos tan huérfanos de tí. ¿Quién te sustituirá? ¿Qué haremos en tu honor, además de llorarte, Goyo, cómo homenajearte? Ya nos dijo Montse, tu compañera del alma, la madre de tus hijas, tu amiga espiritual, que a ganar, a colocar el estandarte socialista lo más alto posible. Así lo hubieras querido tú, así lo vamos a hacer en tu honor, así se nos suman personas para hacerte homenaje, compañero del alma, compañero....

Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler, me duele hasta el aliento.
Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.
No hay extensión mas grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.
Dolor, dolor, dolor. Desgarro infinito, que hará que de dolor saquemos fuerzas de flaqueza para sustituirte, amigo insustituible, amigo.
Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.

Mis asuntos que son los tuyos, ahora y aquí. Tenemos que continuar, sin ánimos dado el dolor de tu ausencia, pero voluntariosos, como tú mismo eras, con una campaña que tú comenzaste unas horas antes de que tu corazón se desgarrara, pegando los carteles primeros de tu partido, de nuestro partido, comenzando la campaña nocturna bajo un cielo encapotado, que comenzaba a llorar por tí, compañero del alma, compañero. Y va por tí ese esfuerzo último que nos vamos a pedir, como si tú estuvieras entre nosotros, porque tenemos que hacer, en tu honor, de nuevo presidente a Zapatero. Ese con el que tú compartías el talante, tanto, tanto, que las mismas críticas que él recibe (bambi, tibio, ...) las recibiste tú durante tu trayectoria política. Todos y todas reconocían que contigo se iba un hombre bueno, de los mejores. Creo que ha llegado el momento de demostrar que el talante hace que seamos mejores personas, y que la gente lo valora, y que también las buenas personas, y sobre todo por serlo, pueden gobernar con acierto, con justicia y con equidad.
Todos te lo debemos, porque te debemos que, con tu presencia y tu amistad, todos somos un poquito mejores después de conocerte. Compañero del alma, compañero. Acabo con el resto del poema de MIguel Hernández, hecho como para tí.

Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.
No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.
En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes,
sedientas de catástrofes y hambrienta.
Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.
Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.
Y volverás a mi huerto y a mi higuera
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera
de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.
Alegrarás la sombra de mis cejas
y tu sangre se irá a cada lado
disputando tu novia y las abejas.
Tu corazón ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.
A las aladas almas de las rosas
A las aladas almas de las rosas
de almendro de natas te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas
compañero del alma, compañero.

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