LA CARTITA (II)

Volvemos con la cartita. Hay que dejar que el estómago, revuelto, descanse, para poder continuar la lectura y el comentario. Aún me falta comentar la segunda parte de la cartita personal del alcalde, antes de comentar los párrafos que usa para dirigirse a los vecinos y vecinas para pedir el voto para Melchior y para Oramas. Supongo que el "les invito a seguir trabajando, unidos como una piña, porque tengo la completa seguridad de qure ese será nuestro triunfo" se referirá, acorde a los párrafos anteriores, a sus votantes exclusivamente, esos que, según don Manuel, no permitieron que le atropellaran los enemigos del pueblo. Porque el pueblo, según don Manuel, se divide en dos: sus adeptos, que por serlo son los defensores del desarrollo del pueblo, y cuando don Manuel dice pueblo lo que quiere decir es pueblo de don Manuel, y que evitan que lo "atropellen" y los otros, a los que hay que exterminar de cualquiera de las maneras (multas, insidias, insultos, persecuciones....), que son enemigos de don Manuel, y como consecuencia, del desarrollo del pueblo. ¡Habráse visto tamaña manifestación de fascismo! Tal como Hitler, cuando dividía Alemania en dos: los nazis, la raza aria, que iba a engrandecer al país y los otros, enemigos del país a los que había que exterminar. ¡Qué miedo, don Manuel! ¿Pide usted que se unan como una piña sus seguidores para qué cosa, don Manuel? Porque hasta ahora, cuando ha gritado a sus secuaces ¡a mí la legión!, lo que ha querido hacer, lo que ha hecho es lanzar a las hordas contra el otro sector de la población. Por ejemplo, ha lanzado su arenga tras unas elecciones, de forma que sus seguidores, esos que usted incita a unirse a su alrededor como una piña, han protagonizado actos violentos y vandálicos, aterrorizando durante horas a los otros, a los que usted considera sus enemigos, y por consiguiente, enemigos del pueblo. Afortunadamente, y gracias a la Guardia Civil, cuyos servicios requerí a través de la Subdelegación del Gobierno, la llamada, la arenga, le salió mal a usted en mayo del año pasado, tras conocerse los resultados de las elecciones. Paralizados en La Portalina por la Guardia Civil, sus secuaces bajaron de los coches toda la parafernalia (banderas, huevos y otros menesteres dispuestos para ser arrojados), contuvieron su lengua y, unos, se fueron a pitarle al pobre Cheo en Icod, y otros, entre los que se encontraba usted, tuvieron que bajar por Icod el Alto para tomarse una copa (más) de madrugada en el Mirador. ¿Qué le pasó este año, don Manuel? ¿No había nada que celebrar el domingo, verdad? Perdieron ustedes votos y porcentaje. Nosotros, modestamente, crecimos un poquito en votos y perdimos unas décimas en porcentaje, pero no varios puntos como usted. Lo que pasa es que en esta ocasión la cuña fue del mismo palo: ha estado usted alimentando al PP, incluso diciendo donde lo quieren oir que su sucesor va a ser un antiguo empleado municipal vinculado al PP y eso le ha pasado factura. No a usted, sino a sus correligionarios, que esperan su jubilación para decidir la sucesión. ¿Por qué no les dice que usted no cuenta con ellos para apoyarlos en esa sucesión? ¿Le ha contado usted a don Marcos y a don José Antonio que el verdadero motivo de que lleve a ese futuro candidato con usted a revisar obras y de sus continuas comidas en el restaurante de esa persona, es que no quiere dejar el cetro en manos de ninguno de sus correligionarios y que al final, en la despedida, vuelve a traicionar a los que le han ayudado y apoyará a una fuerza política extraña? ¿Cómo le está vendiendo, como le venderá eso al pueblo?. Ellos unidos como una piña alrededor de usted y usted vendiendo el pueblo nuevamente y actuando de espaldas a quienes siempre le han ayudado. ¡Qué feo está eso, don Manuel!
Mención aparte merece su último párrafo, ese que alude a la juventud. Claro que tenemos la juventud más preparada de la historia del pueblo, faltaría más. Esta isla, esta región, este país tiene la juventud más preparada de toda su historia. Pero no dice que el mérito no es de usted, (¡qué bonito, la preparación de la juventud española se debe a que don Manuel es alcalde de San Juan de la Rambla, ¿no le parece temoso y ridículo?), Usted pretende vivir aún en la dictadura (¡qué pena que no sea posible, ¿verdad, don Manuel?), y el mérito es de un país que a través de leyes, por cierto, dictadas por gobiernos socialistas, han acercado la educación a zonas antaño (en la dictadura, don Manuel) abandonadas de la mano de Dios. Le recuerdo que el colegio Francisco Afonso Carrillo fue construido durante el mandato autonómico de don Jerónimo Saavedra (sí, ese al que usted no ha querdo poner una calle, como ha hecho con otros presidentes), siendo Consejero de Educación don Luis Balbuena Castellano y Director General de Infrestructuras don Ramón Álvarez. Socialistas todos ellos, don Manuel, siendo alcalde del municipio un socialista también. Don Manuel, de bien nacidos es ser agradecidos y usted no es agradecido. La extensión de la escolaridad secundaria tuvo lugar gracias a la LOGSE, que devino en construcciones de Centros de Secundaria en todos los municipios. Igual que San Juan de la Rambla, don Manuel, sólo que ningún alcalde se ha arrogado como usted un mérito que no es suyo. Ninguno tiene tanta cara dura ni es capaz de mentir tanto.
Luego viene el momento baboso. Siendo cierto lo que usted dice de la juventud, no hace falta emplear esa bobosería para comentarlo con ellos. Son más inteligentes que lo que usted pretende creer, y esa bobosería les repele a los jóvenes, como usted dice, cultos, preparados y buenas personas. Pasteloso, lo llamarían a usted los jóvenes preparados. Y, don Manuel, querer y adorar al pueblo no es una peculiaridad de la juventud, también las personas mayores quieren y adoran (¡qué cursilería!) al pueblo, también otras personas, de otros lugares, quieren y adoran a sus respectivos pueblos. ¿No se da cuenta de la ridiculez de lo que dice?. Y ahora viene el momento grandilocuente: llevan PATRIA dentro de su alma. Mire, don Manuel, dentro del alma se ha de llevar valores, porque conceptos como el de patria, sobre todo empleado por usted, dividen más que unen y eso sí que no es ningún valor. Deje usted de emplear palabras que desconoce o mal utiliza. Se lo agradeceremos todos, de verdad, los suyos y los otros. Y sobre todo, se lo agradecerá el pueblo.